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jueves, 7 de agosto de 2014

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A


DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO A

1R 19, 9a. 11-13a / Sal 85 (84) / Rm 9, 1-5 // Mt 14, 22-33

Monición de entrada
Hermanos, bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Hoy el Señor nos invita a estar atentos a su presencia. Él continúa manifestándose a nosotros como muestra de su amor. ¿Reconocemos las obras de Dios?
Con fe, del mismo modo que Elías en el Horeb, dejémonos encontrar por nuestro Salvador.

Monición a las lecturas
Dios sale al encuentro del hombre. Esta verdad nos queda ratificada en las lecturas que escucharemos hoy. La reverencia de Elías y el encuentro de Jesús con Pedro sobre las aguas nos invitan a buscarlo con intensidad; así, resonará en nuestro corazón la invitación de Jesús: "ánimo, no tengan miedo, soy yo". Escuchemos atentos.

Oración de los fieles
PRESIDENTE: Hermanos, presentemos a Dios nuestros corazones para que reconozcamos su presencia en nuestras vidas y seamos instrumentos de paz y bien. Digamos:
Señor, aumenta nuestra fe.
-  Te pedimos, Señor, por nuestra Iglesia, para que ante los embates de los tiempos se mantenga a flote y sea signo fiel de tu presencia. Oremos.
-  "Señor, sálvame", es el grito que resuena en miles de corazones. Bendice, Señor al mundo con la paz. Especialmente a nuestro país y la Tierra Santa que te vio nacer y redimirnos. Oremos.
-  "Subieron a la barca y cesó el viento". Que los que sufren, padecen enfermedad, soledad o desempleo, sean testigos de tu acción en nuestras obras generosas y cesen así los vientos de la desesperanza. Oremos.
-  Por la intercesión de san Jerónimo, bendice a esta comunidad que celebra tu nombre. Danos un corazón humilde para reconocer tu paso en nuestras vidas y dar testimonio de ello con tenacidad. Oremos.
PRESIDENTE: Recibe, Dios nuestro, estas oraciones que hoy te presentamos. Aumenta nuestra fe para reconocer que tú eres verdaderamente nuestro Salvador. Tu, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Monición de ofrendas
Ofrezcamos en el altar de Dios nuestra vidas, nuestras familia, nuestros amigos, los sacerdotes y diáconos, los catequistas y todas aquellas personas que nos muestran el rostro benévolo de nuestro Dios.

Monición a la comunión
Acerquémonos al altar. Ánimo, Jesucristo está con nosotros. Que esta comunión nos anime a reconocerlo en nuestras familias y comunidades. Comulguemos con fe y pidamos a Dios el don de la paz para el mundo.

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