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martes, 26 de agosto de 2014

XXII Domingo del T. O. Ciclo A

PARROQUIA SAN JERÓNIMO
DOMINGO XXII DEL TIEMPO COMÚN
CICLO A

Jer 20, 7-9 / Sal 63 (62) / Rm 12, 1-2  // Mt 16, 21-27
El evangelio de Mateo nos plantea una paradoja; es decir, dos opiniones encontradas, ya que el pasado Domingo exaltábamos la confesión de fe de Pedro, quien reconoce a Cristo como Mesías e Hijo de Dios; hoy, lo encontramos como tropiezo, como escándalo. ¿Será que somos lo mismo para quienes desean desenvolver sus días en el servicio del Señor?


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Bienvenidos a la Eucaristía!
Hoy somos invitados a presentar nuestras vidas como ofrenda a Dios. Él nos ha llamado, nos ha seducido con sus palabras, con sus prodigios y su presencia. Sin embargo, su camino es un reto constante a nuestros intereses. Pidamos al Señor que no seamos tropiezo para quien anhela seguirlo con sincero corazón.
Celebremos esta acción de gracias.

MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
Los domingos pasados, la Palabra nos interpelaba a reconocer a Jesús. Hoy, se nos presentan las exigencias de su seguimiento, las cuales, aunque resulten duras para algunos que reniegan de Jesús, para nosotros son seducción, dulzura, culto agradable a Dios.
Que la Palabra de Dios anime nuestra búsqueda de Él. Escuchemos.

ORACIÓN DE LOS FIELES
PRESIDENTE: Hermanos. Cristo nos ha llamado a su seguimiento. Presentemos nuestra vida y nuestras oraciones como hostia agradable a Dios. Que Él nos permita conocer su voluntad y obrar conforme a ella. Digamos:
        Consérvanos, Señor, en tu servicio.
  1. Te pedimos, Señor, por tu Iglesia. Que podamos, con ánimo renovado, y en espíritu de comunión, manifestar al mundo lo bueno, lo agradable, lo perfecto. Oremos.
  2. Transformaos mediante la renovación de vuestra mente. Señor, que en nuestro país se pueda establecer la justicia, la misericordia y la paz que brotan de tu cruz; que con mente renovada, podamos transformar nuestra historia. Oremos.
  3. Me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir. Sigue llamando a hombres y mujeres para que se consagren a tu servicio. Anima a los que están en crisis. Renueva nuestra vocación, Señor. Oremos.
  4. El hijo del hombre debe sufrir. Que los que los cristianos que padecen persecución a causa de su fe, se mantengan fieles a tu llamada; y los que sufren en nuestras comunidades reciban nuestro apoyo fraterno. Oremos.
  5. Quien pierda su vida por mí la encontrará. Señor, que por la intercesión de san Jerónimo, nuestra parroquia, y nuestras comunidades, sean manifestación de tu santidad que abre las puertas al encuentro contigo. Oremos.
Acoge, Dios de bondad, estas oraciones que hoy te presentamos. Mantén nuestro corazón en tu servicio para que manifestemos al mundo la alegría del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina…

MONICIÓN AL OFERTORIO
Dice Jeremías: Había en mi corazón algo así como un fuego ardiente. Que al presentar nuestra ofrenda en el altar, se renueve el fuego de nuestra fe y manifestemos al mundo la bondad de nuestro Dios.

MONICIÓN A LA COMUNIÓN
Que al recibir al recibir este pan que el Espíritu Santo ha consagrado, nos ofrezcamos como culto razonable y nos dejemos seducir por el proyecto de Dios. Pasemos a comulgar.


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El uso de estos textos es netamente liturgico y para el crecimiento de la experiencia de fe. Cualquier transacción comercial de estos, resulta deplorable y simoniaca.

martes, 19 de agosto de 2014

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

PARROQUIA SAN JERÓNIMO
DOMINGO XXI DEL TIEMPO COMÚN
CICLO A

Is 22, 19-23 / Sal 137 / Rm 11, 33-36 // Mt 16, 13-20
El evangelio de Mateo nos lanza este domingo a responder a la pregunta ¿Quién es Jesús? Una pregunta problemática para los discípulos y las primeras comunidades, quienes de oídas daban respuesta; sólo Pedro lanza una respuesta más allá de lo convencional, ahonda en sus convicciones, lo cual lo hace signo de la unidad ¿Como discípulos hoy, cuál será nuestra respuesta a este interrogante?


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Bienvenidos a este encuentro con el Señor de la vida! Hoy el Señor nos invita una vez más a reconocerlo. ¿Quién es él para nosotros? Es una pregunta que debe resonar en nuestra conciencia todos los días. Que este encuentro con Jesucristo nos permita vivir la dicha de la comunidad, del seguimiento de Jesús.
Celebremos esta acción de gracias.

MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
¡Qué insondables son las decisiones del Señor! Nos recuerda San Pablo; de ahí que nuestra actitud sea estar atentos a Él, a su Palabra, a su acción en la historia y en su Iglesia. Reconocerlo, saber quién es y qué nos dice es clave para darle sentido a nuestra relación con él, a nuestra misión. Escuchemos como discípulos misioneros.

ORACIÓN DE LOS FIELES
PRESIDENTE: Elevemos nuestro corazón a Jesucristo, el hijo de Dios vivo; quien nos escucha y sustenta con su misericordia. Digámosle:
Hijo de Dios vivo, escúchanos.
  1. Te pedimos, Señor por el sucesor de Pedro, nuestro Papa Francisco, para que fiel a ti e iluminado por tu Espíritu, siga siendo instrumento que llame a la unidad a pesar de las diferencias. Oremos.
  2. Que nuestros gobernantes llamados a "ser padres para los habitantes de Jerusalén", ejerzan su labor con convicción y justicia, sabiendo que de ti procede el poder y la paz. Oremos.
  3. El Señor es sublime y se fija en los humildes. Que cuantos sufren por la enfermedad, la soledad, el desempleo y la violencia sientan el poder de tu mirada, la misericordia insondable de tu amor y de tu Iglesia. Oremos.
  4. Te presentamos, por intercesión de san Jerónimo, nuestra parroquia. Que ella sea comunidad de misericordia, de reconocimiento de tu obra en el mundo y pueda decir con el apóstol: ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios para con nosotros! Oremos.
PRESIDENTE: Acepta, Señor esta oración que te dirigimos. Tú conoces nuestros corazones y sabes lo que allí queda. Haz que brille tu rostro sobre nosotros para que cumplamos tu voluntad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

MONICIÓN A LAS OFRENDAS
Te presentamos, Señor, estos dones, fruto de nuestro trabajo. Acrecienta en nosotros la generosidad y la fe, para que seamos transformados por tu Espíritu y seamos piedras vivas en la construcción del Reino de los cielos.

MONICIÓN A LA COMUNIÓN
Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Él está aquí, presente en el altar. Es el pan vivo que el Espíritu Santo consagró para alimentarnos en su Iglesia. Que al comulgar nos comprometamos en la constucción alegre de nuestras comunidades.

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El uso de estos textos es netamente liturgico y para el crecimiento de la experiencia de fe. Cualquier transacción comercial de estos, resulta deplorable y simoniaca.


domingo, 10 de agosto de 2014

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

PARROQUIA SAN JERÓNIMO
DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO A 

Is 56, 1.6-7   /   Sal 67 (66)   /   Rm 11, 13-15. 29-32   // Mt 15, 21-28

Monición de entrada
Hermanos: Bienvenidos a la eucaristía en el día del Señor. Hemos entrado al lugar reservado para la oración, dispongamos nuestro cuerpo, nuestra mente, los afectos de nuestro espíritu para que sea Él lo único importante; así, escuchará nuestro corazón y, con la acción de gracias, se fortalecerá nuestra fe.
Celebremos con gozo.

Monición a las lecturas
La Palabra del Señor sondea el corazón. Hoy la liturgia de la palabra nos muestra que la acción de Dios se puede llevar a cabo, no en los que se creen justos, sino en los que aman a Dios y tienen fe.
Que atentos a esta Palabra, Dios ilumine su rostro sobre nosotros y conozcamos su salvación.

Oración de fieles
PRESIDENTE: Con fe decidida, elevemos nuestras plegarias a Jesucristo, que él presente nuestras necesidades al Padre y nos permita vivir conforme a su voluntad. Digámosle:
        Señor, aumenta nuestra fe.
  1. Mi casa es casa de oración. Que tu Iglesia, Señor, sea más que unos muros bellos; un espacio que permita el encuentro contigo y abra las puertas a la alegría del Evangelio. Oremos.
  2. Oh, Dios, que todos los pueblos te alaben. Que nuestro país sea un pueblo para tu gloria; que esta alabanza se alce sobre nuestra actitud de paz y nuestro deseo de construir tu Reino. Oremos.
  3. Porque los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Señor que los que sufren, los desempleados, los matrimonios que titubean, reconozcan tu presencia fiel y esperanzadora. Oremos.
  4. Qué fe tan grande tienes. Que esta parroquia, Señor, animada por el ejemplo y la oración de San Jerónimo, crezca en la fe, en la meditación de tu Palabra y la vivencia efectiva de la misericordia para que te sirvamos en santidad. Oremos.
PRESIDENTE: Recibe, bondadoso Señor, estas oraciones que tu palabra suscita en nosotros. No estés ajeno a las que quedan en el fondo de nuestro corazón y a las que necesitan ser unidas a tu querer. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Monición a las ofrendas
Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí. Al presentarte esta ofrenda, fruto de nuestro trabajo, te dirigimos con fe los anhelos de nuestro corazón. Santíficanos con la fuerza de tu amor.

Monición a la comunión
Jesucristo está en medio de nosotros. Con actitud de oración, de reverencia como fruto de nuestra fe, recibamos la comunión con el compromiso de dar testimonio de su obra en nosotros.

 
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jueves, 7 de agosto de 2014

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A


DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO A

1R 19, 9a. 11-13a / Sal 85 (84) / Rm 9, 1-5 // Mt 14, 22-33

Monición de entrada
Hermanos, bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. Hoy el Señor nos invita a estar atentos a su presencia. Él continúa manifestándose a nosotros como muestra de su amor. ¿Reconocemos las obras de Dios?
Con fe, del mismo modo que Elías en el Horeb, dejémonos encontrar por nuestro Salvador.

Monición a las lecturas
Dios sale al encuentro del hombre. Esta verdad nos queda ratificada en las lecturas que escucharemos hoy. La reverencia de Elías y el encuentro de Jesús con Pedro sobre las aguas nos invitan a buscarlo con intensidad; así, resonará en nuestro corazón la invitación de Jesús: "ánimo, no tengan miedo, soy yo". Escuchemos atentos.

Oración de los fieles
PRESIDENTE: Hermanos, presentemos a Dios nuestros corazones para que reconozcamos su presencia en nuestras vidas y seamos instrumentos de paz y bien. Digamos:
Señor, aumenta nuestra fe.
-  Te pedimos, Señor, por nuestra Iglesia, para que ante los embates de los tiempos se mantenga a flote y sea signo fiel de tu presencia. Oremos.
-  "Señor, sálvame", es el grito que resuena en miles de corazones. Bendice, Señor al mundo con la paz. Especialmente a nuestro país y la Tierra Santa que te vio nacer y redimirnos. Oremos.
-  "Subieron a la barca y cesó el viento". Que los que sufren, padecen enfermedad, soledad o desempleo, sean testigos de tu acción en nuestras obras generosas y cesen así los vientos de la desesperanza. Oremos.
-  Por la intercesión de san Jerónimo, bendice a esta comunidad que celebra tu nombre. Danos un corazón humilde para reconocer tu paso en nuestras vidas y dar testimonio de ello con tenacidad. Oremos.
PRESIDENTE: Recibe, Dios nuestro, estas oraciones que hoy te presentamos. Aumenta nuestra fe para reconocer que tú eres verdaderamente nuestro Salvador. Tu, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Monición de ofrendas
Ofrezcamos en el altar de Dios nuestra vidas, nuestras familia, nuestros amigos, los sacerdotes y diáconos, los catequistas y todas aquellas personas que nos muestran el rostro benévolo de nuestro Dios.

Monición a la comunión
Acerquémonos al altar. Ánimo, Jesucristo está con nosotros. Que esta comunión nos anime a reconocerlo en nuestras familias y comunidades. Comulguemos con fe y pidamos a Dios el don de la paz para el mundo.